¿Hace cuánto que Montoya no daba tanta seguridad, que la última línea no cometía pecados inadmisibles -excepto algún titubeo de Otamendi y algún no retorno de un ofensivo Papa-, que Zapata no la rompía como la rompió y que, como para coronar una noche redonda, López no era determinante en un desarrollo? Ya sé, me van a hablar del nivel del rival, que bien supo complicar en momentos iniciales teniendo en cuenta que no tenía nada que perder, pero eso hoy no pesa. Más de una vez se han perdido puntos contra equipos muy flojos y este triunfo les demuestra a todos que es posible recuperar el brillo perdido. Y que va a haber que afinarlo aún más de cara a los compromisos venideros.
Ya va a haber tiempo para discutir otras cosas. El enroque Cubero-Díaz como alternativa ¿y si lo probamos de nuevo?, el peso de López más allá de sus obligaciones como goleador, quién debe ser titular en ciertos sectores del campo. Ahora, a no volver a mezclar equipos, que contra Racing el hambre del muletto puede dar que hablar. Mientras tanto, valdrá la pena aprovechar la inyección anímica y disfrutar. Después de todo, nos lo merecemos.
Por Marisa Pontieri (TyCSports).