Medallero fortinero: Emelec 0 - 1 Vélez

Primera entrega del 2013 de este medallero que intenta resaltar los aspectos más interesantes del juego. La derrota frente al conjunto ecuatoriano quizás derive en que el énfasis se sitúe en las categorías del “Malo” y “Rústico”. Pero no sé si será por ser un nuevo año, porque se renueva la ilusión copera o simplemente el hecho de ser el último campeón de nuestro fútbol, considero que el vaso está mucho más lleno que vacío y que hasta es posible encontrar cosas positivas del encuentro de anoche. Por eso mismo las categorías del “Bueno” y la “Sorpresa” intentarán reflejar esto último.

El bueno: Fernando Gago. Sé que para algunos sea difícil encontrar a una figura ya que ayer nadie pareció superar la barrera de los siete puntos en ese hipotético puntaje que sirve para calificar a los jugadores. Y puede ser que tengan razón, anoche pareció ser aquellos días dónde se levantan casi todos cruzados, con el pie izquierdo; no se puede hilvanar una jugada coherente y quedamos abrazados a la ilusión que Sosa imite al gran Chila y la emboque desde 70 metros.  Pero dentro de la mediocridad que fue el equipo – está bien, es sólo una derrota nomás- el debutante Gago aparece como uno de los puntos sobresalientes. No fue el que se suele ver con la camiseta de la selección, pero la intención de marcar, presionar en todos los sectores del campo y, sobre todo, de tocar la pelota siempre estuvo a la orden del día. Entonces si se analiza en perspectiva, con menos de una semana de práctica con su compañeros, frente al Emelec, el ex volante del Valencia demostró que lo de él, va en serio.

El malo: Jonathan Copete. Sin lugar a discusiones. Antes de los 20 minutos del primer tiempo, el partido parecía ser que el local al principio presiona hasta el hartazgo, nosotros agazapados en defensa, hasta que de a poco Insúa empieza a encontrar la pelota y tanto Papa como el volante por derecha correspondiente, se ofrecen como opciones de pase y a partir de allí, encontrar el juego que tanto nos caracteriza. Bien, la lesión del Pocho derivaba entonces que su reemplazo sea el desequilibrante del partido, la llave que nos lleve a la victoria y cualquier otro adjetivo o sinónimo para “el que se pone el equipo al hombro”. Copete no fue eso, sino más bien todo lo contrario. Todas las decisiones que tomó fueron erróneas y jamás desequilibró con su gambeta o velocidad. Obviamente que no tiene el rol de conductor, pero ocupando la misma posición que Insúa – tirado a la izquierda para conectarse con Papa y Pratto – no podía desconectarse y desaparecer del partido. En fin, lo más flojito que se puedo ver del colombiano con la “v” azulada.

El Rustico: Juan Sills. Podría quedarme con varias jugadas de Emiliano Papa, que se lo vio bastante frágil y con poca decisión  para tocar la pelota, lo que derivaba indudablemente en pases erróneos – impropios de un jugador profesional- y en pérdidas de control que lo hace pensar a uno si en realidad el zurdo lateral tenía ganas de jugar ese partido. Pero la falla del nacido en San Antonio de Areco, en la puerta del área, debía quedar registrada y si no produzco ningún daño mayor fue porque Seba Sosa se agigantó y tapó un remate a quemarropa. El pifie en sí fue una “obra de arte”, directamente le erró a la pelota, similar a lo que habitualmente se observa en cualquier picado de casado contra solteros. Sin embargo, tengo la obligación de aclarar que Sills, en mi humilde opinión, es un muy buen recambio, un pibe prolijo con el balón y atento a la marca. Así que nada, sólo una situación de juego. Por la salud de todos los fortineros, esperemos que no pase otra vez.

La sorpresa: Agustín Allione. El rótulo de “sorpresa” puede que ya le quede chico, ya que desde el campeonato anterior este chico de 18 años demostró que no le pesa ser el ocho de Vélez. Pero en la previa hablando con un amigo tenía dudas de saber si realmente la eliminación del Sudamericano Sub 20 lo había afectado, le había cambiado el eje. Anoche, desde que entró, el equipo consiguió mucho más volumen de juego, yendo y viniendo por el andarivel derecho. Siempre se muestra como opción de pase y si bien quizás tenga como materia pendiente animarse más a mirar el arco, cumple con los dos fundamentos de una verdadera promesa: Presente y  mucho futuro. 

Por Jeremias Batagelj.