De vuelta a casa

Después de más de seis años, Mauro Zárate volvió a jugar en el Amalfitani, su casa. Y tuvo una noche con muchos ingredientes.

Mucho se hizo esperar el retorno del más joven de la familia, con los colores de su club como local. Tan solo un puñado de personas tuvo la chance de verlo en vivo. Ante All Boys, el grupo de periodistas acreditados disfrutó de su presencia y sufrió su lesión. Luego, su vuelta en Colombia fue vista por el centenar de hinchas que se hizo presente en Bogotá, pudo ver cómo se “apropió” del primer gol de la llave. Finalmente, el lunes ante Rafaela, gran parte del pueblo fortinero volvió a ver a Mauro con los colores del Fortín sin la necesidad de una pantalla.

El partido de Mauro fue especial. Se lo vio muy bien física y futbolísticamente, pero con mucha ansiedad y un poco de egoísmo. Tras recibir la placa por llegar a los 100 partidos defendiendo la V azulada, Zárate fue el protagonista de la primera situación de riesgo de Vélez, con un potente remate desde lejos que se fue ancho. El juego asociado del Fortín en la primera parte encontraba en él, el 9 ideal porque no solo le da presencia al equipo en el área sino que también tiene la opción de ir a las bandas y desequilibrar con su gambeta. En éste aspecto generó un par de situaciones de riesgo, primero con un centro que superó a Conde y Tito Canteros no pudo definir. El primer tiempo terminó con el penal, provocado por él y que Pratto le cedió, bien pateado (aunque algo anunciado) pero muy bien detenido por el arquero rival. Fallar el penal provocó mayor ansiedad en Zárate, pero a los 15 minutos volvió a quedar mano a mano frente a Conde y esta vez no falló. Muy buena definición al primer palo y el desahogo. Tras el gol, llegó cierta calma en su juego y en el juego de todo el equipo, casi relajado con el 3 a 0. Volvió a verse un Mauro más tranquilo y sin tanta discusión con sus compañeros cuando las conexiones no salían.

El estilo de juego que tiene Mauro es distinto al de la mayoría de los delanteros que tuvo el ciclo Gareca. Delantero, goleador, con gambeta y velocidad. Adjetivos que también pueden aplicarse a Pratto, aunque sean jugadores diferentes. Lo mejor se verá cuando puedan complementar esas diferencias con las características parecidas. Esta dupla, sumada al juego de Canteros, la calidad que puede aportar Cabral, más la velocidad y sorpresa que tiene Allione por derecha, pueden darle a Vélez un potencial ofensivo distinto a la mayoría de los equipos argentinos. En lo que va del semestre, cuando las cosas no salieron de forma grupal o se perdía o se dependía de las apariciones de Pratto. Con el retorno al 100% de Mauro, hay una segunda alternativa. Son esos jugadores que pueden ganar un partido “solos”, aquellos que en una jugada individual pueden marcar la diferencia.

Con menos de 100 partidos, se había ganado a la mayoría de los hinchas. Su gambeta, su pegada, su atrevimiento y rebeldía, sumado a un apellido especial para el club, lo hicieron merecedor de tanto cariño. Se llevó todo eso muy rápido pero ahora está de vuelta. Volvió al Amalfitani y volvió al gol. Está de vuelta en casa.

Por Alejandro Germino (@alegermino en twitter).