Vélez de América: a 18 años

Un 31 de Agosto de 1994, se iba a Brasil con una minima ventaja de 1-0, el escenario de la revancha, era el imponente estadio Morumbí, con la ilusión a cuestas de ser los mejores de América. A los 32 minutos del primer tiempo, parecía derrumbarse lo anhelado, con el gol de penal anotado por Muller, y aun más en el segundo tiempo con la expulsión de Cardozo.

Para llegar a dicha final, se había transitado un arduo camino, dejando eliminados en los cruces mano a mano, a Defensor Sporting, Minervén y Junior, anteriormente se había impuesto en fase de grupos por sobre, Cruzeiro, Palmeiras y Boca. En los enfrentamientos por eliminación dos partidos fueron ganados por la vía del tiro penal, ante Defensor y Junior por semifinales, con ese sufrimiento se llegaba a algo histórico, Vélez estaba entre los dos mejores del continente.

El equipo comandado por Bianchi, viajaba con un gol de ventaja, gracias al gol del “Turco” Asad en el encuentro de ida, había que resistir 90’ más, dicha resistencia se quebró, unos minutos después de la primera media hora de juego, había que hacerle frente a la adversidad, 80000 torcedores del San Pablo frente a las 2500 almas Velezanas presentes con el deseo latente.

En el segundo tiempo, con la expulsión de Cardozo, hace que todo sea cuesta arriba, de un momento a otro se podía derribar el sueño como un castillo de naipes. En ese momento los comandados por el Virrey sacaron su estirpe, demostrando la mística que afloraba, con sacrificio se llegó a los penales. Allí sería a suerte o verdad.

Comenzó ejecutando Trotta y con un certero remate ponía el 1-0, llegaba el turno de Palinha, primer tiro para los locales, Chilavert arrojándose a su izquierda se hizo gigante y detuvo dicho disparo. Luego ambos conjuntos marcaron sus lanzamientos (Chilavert, Zandona y Almandoz por Vélez, y André, Euller y Gilmar por San Pablo). La serie estaba 4-3 a favor del Fortín, la gloria estaba a un paso, el elegido para cerrar la serie era Tito Pompei, con certero remate anotaba y lograba el primer título internacional para el club.

La algarabía era total, el bicampeón de las ediciones pasadas caía rendido ante un conjunto de gladiadores, que salió al Morumbí con: Chilavert; Zandona, Trotta, Almandoz, Pellegrino, Cardozo; Basualdo, Gómez, Bassedas; Flores y Asad. Luego en el complemento ingresarían Pompei y Husaín.

Des esta manera comenzaba un proceso exitoso, en donde el ganar, ya no era un hecho extraño, por lo contario, sería algo habitual, meses después conquistaría el mundo por la Intercontinental. Gracias a los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes, por tamaña alegría, a los que fueron parte de ese proceso glorioso, las gracias eternas.

Por Marcos Chaile.