La derrota ante Lanus, había dolido. Porque veníamos de empatar sin goles ante Independiente, y la victoria de la primera fecha ante Argentinos Juniors, se le quitó
importancia, porque los de La Paternal, habían perdido todos sus partidos.
San Martín de San Juan, estaba en el próximo escalón, en la CUARTA fecha. Era el
último del campeonato, esta en descenso. Era una magnifica oportunidad, de encontrarse
con los tres puntos, por el rival, por los niveles de uno y otro y por la racha que Vélez
arrastra desde este año en esa condición, donde nunca se perdió en tierras ajenas, en
el ámbito local.
En la semana previa al partido, el técnico probo con distintas variables, para salir de la
falta de gol. Brian Ferreira, del cual, esperamos mucho, y no mostró todo lo que puede dar, era fija que salía, por el movedizo Copete. Pero el técnico acertó con una variante que no solo le dio equilibrio, sino que le aporto llegada y gol; hablamos del ingreso de Peruzzi, que
pareció que entró, para no salir mas.
Porque un técnico no solo es un orientador, sino que es un estratega, que muchas veces
tiene que cambiar lo planificado en pos de conformar el mejor equipo. Y el mejor equipo
uno lo trabaja, lo piensa, lo analiza, lo revisa y lo adapta en la semana. Todo lo que uno, no hace en la semana, difícilmente, pueda ponerlo en el partido.
Al grito mediático, inconsistente, lleno de nerviosismo, inapropiado, que la mayoría de los técnicos, aplican de afuera de los limites que impone la línea de cal, en el banco de suplentes, el flaco Gareca, lo contrapone con el trabajo mencionado en la semana, dando
solo algunas indicaciones en pocos momentos del partido. Y porque remarcamos esto: porque el aficionado al fútbol, empezó a entender, que si un técnico no sale a gritar permanentemente a sus dirigidos desde el costado del banco de suplentes, no esta
haciendo bien su trabajo. Cuando es exactamente al revés: el técnico, tiene que dar e
imponer calma, en los momentos de mayor nerviosismo, y no caer en esos griteríos
histéricos, que uno ve en otros equipos, donde se potencia, dando ordenes desde el
ayudante de campo, pasando por el masajista, el médico y todo lo que este cerca
del banco de suplentes.
Sacando el mal primer tiempo en San Juan -solo se rescata el gol de Peruzzi, después de una gran asistencia de Cerro-, el equipo, tuvo otra actitud en el segundo tiempo, y dominó el partido a su antojo. Le tiró la chapa encima, y el peso de sus individualidades, y rápidamente se vio reflejado, el momento de uno y otro.
Cerro -acaso el mejor jugador de Vélez en la actualidad- que festejó por primera vez e Insua
que es el mejor jugador que tenemos dentro del área, cerraron el resultado.
Hasta se pudo haber gritado un gol del debutante Facundo Ferreyra, que un capricho del
Arbitro asistente, le prohibió de habar anotado su primer gol oficial, pero por lo que vimos
vendrán rápidamente, y en cantidad.
Todavía Pratto no encuentra su lugar, o acaso no juega donde mejor puede explotar.
La defensa, volvió a mantener el 0, y resto se ira aceitando con el transcurso de las practicas y de los partidos.
La alegría no es que volvió al equipo, porque esa alegría nunca la perdimos, sino que para los escépticos y los cultores del fracaso, el equipo ya se había bajado, de algo que
nunca había pasado.
Vélez esta arriba por meritos propios, sin ningún tipo de “triangulaciones”.
El equipo tiene cara nuevas, pero ideas viejas.
Las alegrías vendrán pronto, el camino es el trazado.
Porque cuando se inicia un recorrido, y tenes viento a favor, un buen conductor y un respaldo encima, la llegada a la meta, seguramente será con el resultado al cual, nos
vienen acostumbrado.
Por Osvaldo Rao.
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