Atentos y afilados: Colón 0 - 2 Vélez

Con una carga menor de ansiedad y presión y marginado ya por muchos de la lucha por el título, Vélez construyó un triunfo sólido en Santa Fe. No faltarán quienes ponderen la irregularidad del rival por sobre los méritos que haya reunido el equipo para superarlo, aunque para refutarlos bastará con recordar la calidad de equipos con los que el Fortín supo perder puntos este año. Así como nos hemos amargado en esas oportunidades, bien vale reconocer lo bueno que dejó esta victoria en tierras ajenas.

Por empezar, los titulares podrían haberse escudado en el cansancio por el desgaste llevado a cabo en Brasil o en la desmotivación post eliminación para perderse en el campo de juego, pero su actitud colectiva siempre fue positiva. En ese primer tiempo de ida y vuelta, por el contrario, la alarma la encendió la defensa y la contención, con un Cubero superado en el medio (nunca tan escandalosmente como cuando marca la punta derecha) por la superpoblación con fines ofensivos que le plantó el adversario y con los centrales desatentos a la hora de dar una mano. Hay que agradecer que Barovero haya tenido una noche brillante para frenar con sus manos esos ímpetus sabaleros.

En el segundo tiempo llegó lo mejor, cuando Vélez siguió buscando ante el quedo local y desmostró que tenía resto físico y anímico para ganar el partido. Así como al Mago se le cerró el arco en las buenas situaciones que propició (reconozcamos sus reclamadas virtudes, que a veces afloran), el Burrito y Augusto demostraron que están intactos en frescura y entrega para inclinar la balanza de un encuentro. Entre el aporte de los experimentados y el ingreso de algunos relevos como Peruzzi y otros de talento aún menos promocionado como Freire, hay material para apuntar al cartón lleno en el último sprint.

Afirmar que es demasiado cinco puntos de diferencia sobre nueve en juego es una obviedad, aunque no por eso se debe bajar los brazos. Si se sigue mejorando en algunos puntos, se recupera la fortaleza de local y los resultados acompañan, uno nunca sabe que nos deparará el fútbol, y qué mejor que mantener la ambición hasta el final. No perdemos nada con estar atentos y afilados, por si se da alguna sorpresa.

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).