La mejor respuesta

El campeonato llegó a su punto de no retorno, ese que no disculpa ningún tipo de concesión ni titubeo, justo en el momento en el que Vélez había tropezado en la Libertadores y sus respuestas a todos los interrogantes que planteó la noche fatídica ante Peñarol eran una verdadera incógnita. Por eso, y pese a ser líder y depender de sí mismo, era tan importante lo que sucediera en el Amalfitani frente a Godoy Cruz. Resultaba imperioso encontrar una reacción anímica acorde a las exigencias y ganar, más allá de las circunstancias. Y allí fue donde el equipo ofreció su mejor respuesta.

Es cierto, el Fortín no la pasó bien en más de un pasaje del partido. Cometió errores graves entre ausencias, cansancio y nerviosismo, lo que acentuó sus conocidas falencias en marca y juego aéreo y obligó a Barovero a lucir sus inmensas capacidades para convertirse en la figura del encuentro. En ataque, le costó encontrar el camino pero supo ser paciente, y el tiempo le llegó a sobrar para marcar diferencias. Siempre, ante un rival de entre los mejores del campeonato, que también se jugaba todo en la lucha por el título. Una vez más, el Burrito fue clave a la hora de quebrar la oposición de un rival inteligente y el grupo, más allá de las individualidades, ofreció una imagen saludable.

No se brilló y se gozó de una pequeña cuota de fortuna, esa misma que faltó en la Copa, pero se construyó una victoria inapelable y valiosísima a falta de dos exámenes para la meta. Ya no es momento de desvivirse por jugar lindo, sino de ganar, ser sólidos y mentalizarse en pos del objetivo. Estos tres puntos son un tesoro anímico que recibió el grupo cuando más lo necesitaba. Los hinchas sigamos alentando, empujando, y apostando las últimas fichas a los dirigentes para revertir una parcial e irrisoria medida y asistir al partido con Huracán. Mientras, que los protagonistas, como guerreros con sed de revancha, se concentren en las dos finales que quedan por delante. No se puede perdonar.