No es una crisis, pero...

Puede hablarse de una racha negativa, de mala suerte e incluso de lesiones. Pero el mal momento que atraviesa el equipo del Tigre Gareca es evidente y son pocas las posibilidades que quedan.

La realidad muestra a Vélez en octavos de final de la Copa Libertadores y habiendo ganado la ida, como visitante. Pero ésto no puede tapar el resto: eliminación rápida por Copa Argentina ante los suplentes de Olimpo y fuera de la pelea por el campeonato antes de llegar a la mitad del mismo. Es cierto que la Copa es, y siempre fue, el principal objetivo (hasta podría decirse el único), pero quedar al margen tan rápido en las otras dos competencias desprestigia al Fortín y a sus jugadores.

¿Son suficientes las dificultades que pasó el equipo, para justificar esto? No parecen. En primera instancia, se cuenta con un plantel rico en cantidad y calidad como para afrontar un duro torneo continental y un mediocre campeonato local. Tampoco debe culparse plenamente a la mala suerte por las lesiones, ya que muchas de ellas fueron musculares y otras fueron reincidencias, lo que apunta directamente al preparador físico y médico del equipo.

De todas formas, el mal momento no ocurre solo por los resultados negativos ni por derrotas que el "equipo alternativo" haya sufrido. El mayor problema está en el funcionamiento del "equipo titular". Sin peso ofensivo, sin desequilibrio ni variantes y con dudas en defensa, el Fortín ha dejado de ser un equipo de temer para los rivales. El primer llamado de atención fue el empate ante Emelec, en el cierre de la fase de grupos de la Libertadores. Mientras algunos discutían que la tibieza ante los ecuatorianos era debido a la relajación de saberse clasificado o incluso, dudar del honor de los jugadores, apareció la derrota ante Olimpo, encuentro en el que Vélez no creó más de tres situaciones de riesgo. El partido de ida ante Newell's, un gran triunfo sin lugar a dudas, se basó en la solidez defensiva y la buena fortuna. Las llegadas velezanas nuevamente escasearon, pero Allione aprovechó al máximo una y trajo la victoria. Luego llegarían los encuentros ante Racing y Tigre. En Avellaneda casi no se pateó al arco, y en Liniers se hizo poco para conseguir el triunfo.

No hace falta ser memorioso para recordar un Vélez en crisis. Pensar en las épocas de  Solari, Manera, Tocalli son suficientes para recordar lo que es un mal momento. Es difícil (por no decir imposible) volver a esos tiempos en el corto plazo. El principal objetivo, el único, la obsesión de todo Fortinero, está encaminada. La llave de la Libertadores no está cerrada, pero Vélez dio un paso importante. El otro paso que debe dar, es el de volver a ser. Recuperar los gladiadores, la ambición y el nivel que cada uno de ellos supo tener hace no mucho tiempo.

Por Alejandro Germino (@alegermino en twitter).