Tenés que dejar el alma y el corazón…

La Copa Argentina quedó atrás, el torneo también. Sólo queda un objetivo. Y no es cualquier objetivo, sino el más importante para toda la familia velezana. Un deseo, una ilusión, un capricho, una ambición: la Copa Libertadores de América.

El trofeo más preciado, el más lindo, el más importante. Compartimos la necesidad, compartimos el anhelo de conquistar juntos otra vez el continente.

Como cuando nos coronamos en 1994 nos ubicamos entre los últimos puestos del torneo local, ¿y qué más da? Ante nuestros ojos tenemos un equipo de gladiadores; un equipo de guerreros que dejan hasta lo último en cada jugada; un equipo que juega con el corazón; un equipo que siente la camiseta; un equipo joven pero experimentado, que va a dar la vida por tocar el cielo con las manos.

Sin embargo, nosotros –los hinchas- también jugamos. Tenemos que dejar nuestras gargantas, nuestro aliento, nuestra voz. Tenemos que apoyar al equipo y soltar hasta el último suspiro desde las tribunas en cada canción, en cada rugido, en cada grito de ánimo.

Hay una chance, una oportunidad, una esperanza. Nada nos impide soñar. Vélez tiene todo lo que se necesita para lograr el éxito. Juntos es posible. El pasado es historia. Las derrotas quedaron atrás. Borrón y cuenta nueva. El miércoles habrá una nueva página que escribir. Y así, una vez más, todos los fortineros diremos: “la Copa Libertadores es mi obsesión, tenés que dejar el alma y el corazón, tenés que dejarlo todo por ser campeón…”.

Por Mariano Bargach.