Orgullo fortinero

Hay muchas cosas de su club, que pueden llenar de orgullo a un hincha. Los títulos, la hinchada, su historia o algún nombre que haya sabido vestir la camiseta que uno tanto adora. En el caso del fortinero, uno de los mayores placeres que tiene, son las divisiones inferiores. Esa cantera inagotable de talentos que, cada vez más seguido, genera alguna joyita para deleitar los ojos velezanos.

El partido del sábado, ante Arsenal, significaba mucho más que tres puntos en juego. Era el placer de ver la continuidad de una política, de una idea. 17 de 18 jugadores concentrados eran “pibes” de las inferiores. Algunos con bastante rodaje en primera, como Bella o Tobio. Otros que, en poco tiempo, demostraron bastante, como Romero, Sills o Rescaldani. Es cierto que la posición del Fortín en el campeonato local es algo que molesta. A nadie le gusta ver la tabla y encontrarse en el fondo, pero el objetivo es claro y está en otro lado. Por eso, y gracias al sistema de promedios, Vélez puede “relajarse” por un campeonato y darle pista a muchos chicos que muestran tener un futuro bárbaro. De esta forma, los juveniles se foguean con rivales de nivel, que los obliga a elevar su nivel para estar a la altura. Además se muestran y se valorizan, así también “aumenta” el patrimonio del club.

En este torneo, el equipo alternativo fue requerido bastante, incluso más de lo que hubiese deseado Gareca. Siempre se mostraron en nivel para pelear contra cualquier equipo. Cayeron derrotados, aunque merecieron mejor suerte ante Belgrano y Lanús, dos de los equipos más reconocidos actualmente y de los pocos que tienen en claro a qué juegan. Tuvieron una buena actuación ante Colón y por momentos fueron superiores a Newell’s, puntero del campeonato. Ante Arsenal, otro equipo de buen nivel pero que aumenta su capacidad al tener una idea clara de juego (algo que pocos equipos poseen), fueron superiores y no pudieron obtener los tres puntos por la inexperiencia para cerrar un partido y por la incapacidad de una persona como Ceballos para dirigir en la máxima categoría.

No es casualidad esta capacidad velezana para poner frutos propios en el máximo escalón del fútbol argentino. Vale recordar una fantástica noche, victoria 5 a 1 sobre el “Dream Team” de Boca Juniors, que llegaba a Liniers con Maradona, Caniggia y tantos más. Sobre el final del encuentro, Bianchi hace ingresar a Sandro Guzmán en lugar de Chilavert. Muchos daban por sentado que el cambio era para que el público ovacione al paraguayo, quien se convirtió esa noche en el primer arquero en marcar dos goles en un partido. Sin embargo, el Virrey marcaría después que con ese cambio, Vélez finalizaba “uno de los mejores partidos de su historia” con 11 jugadores de las inferiores.

La familia, el Teatro de los deportes, las 30 disciplinas deportivas, el Instituto, los títulos, la gente, las copas y los pibes. Tantas cosas que inflan el pecho de orgullo fortinero.

Por Alejandro Germino (@alegermino en twitter).