Sean eternos los laureles

Podrán buscarse y encontrarse explicaciones de la eliminación copera  en muchos lugares y en diferentes posturas. Excusas, evaluaciones, exabruptos de popular que hoy son editoriales. Casualidades, causalidades y consecuencias. Motivos psicológicos, anímicos, físicos, futbolísticos. Cambios, fallas y decisiones puntuales que se sostendrán y bancarán hasta el final, o se cuestionarán por tiempo indeterminado. El debate recae sobre estos puntos y no está mal, pero son detalles en un Vélez que trasciende y que continúa en lo más alto del fútbol argentino. Va más allá, no termina acá. El desafío es no olvidar.

No olvidar este ciclo. No olvidar que esta dirigencia –con aciertos y errores- contrató a Bassedas como manager del club. Que Bassedas llamó a Gareca. Que Gareca pidió bien y armó mejor. Que los jugadores cumplieron y superaron expectativas. Que en los promedios se mira a todos desde arriba. Que hubo tres vueltas en cuatro años. Que se bailó a los “equipos grandes” y que los chicos se hicieron más chicos. Que Vélez volvió a sonar fuerte en el fútbol sudamericano. Que hay equipazo e inferiores que lo alimentan. Que pronto habrá finalísima. Que el campeón argentino todavía está en Liniers. Que el fútbol es fútbol y que el sueño máximo se posterga para la próxima Libertadores.

Ha sido el peor semestre desde que se inauguró la era Gareca allá por 2009. La evidencia más clara es ya estar afuera de todo: prematuro adiós en Copa Argentina, últimos puestos en el Inicial y lágrimas y aplausos para un plantel que pedía y apostaba por esta copa, gloria internacional tan ansiada. Causas y efectos: lesiones, falta de continuidad, refuerzos que no se adaptaron, falta de confianza, derrotas, más derrotas y una sensación clara de vulnerabilidad. Eslabones de una cadena que terminó atándonos a un único objetivo y a una situación sin margen para el error.

Y anoche, aunque en el balance Vélez fue superior, cometió errores. Inadmisibles en estas instancias. Del partido no puede comentarse mucho más de lo leído hoy en foros partidarios y en medios masivos: que empujó, que fue digno, que estuvo –en términos generales- a la altura de las circunstancias, que Sabia y Domínguez tuvieron un partido olvidable, que Cerro y Pratto la rompieron, que Allione estuvo nervioso y Copete acelerado, que Romero entró bárbaro, que Gago volvió a mostrar su técnica y su frialdad (o su frialdad y su técnica), que Chucky Ferreyra es un animal, que pudo haberse logrado la clasificación y que un gol hubiera hecho que hoy se hablara completamente de otra cosa. Que Newell‘s está mejor y que el Fortín se fue una vez más con la frente alta, pero con las manos vacías.

Ir, acompañar, bancar y fundamentalmente recordar son los objetivos del hoy. Hay un proyecto sostenido, coherencia, constancia, diálogo, cuerpo técnico, sintonía, profesionales y pibes a la orden. Habrá que estar ahí y encarar las próximas metas con dientes apretados y hambre de gloria. Puede sonar reiterativo, pero el desafío –que requiere de un mínimo esfuerzo- es no olvidar. Sean eternos los laureles que supimos conseguir, y que sean muchos más.

Por Juan Manuel Lombardero (@LombarderoJM en twitter).