La Operación Barbarroja empezó en junio de 1941. Por esa época, el ejército de Alemania controlaba media Europa, bombardeaba Inglaterra a diario y era perfectamente posible que Hitler gane la guerra. La Wehrmacht (el ejército alemán) había aplastado a todos con la táctica del Blitzkrieg, ataques relámpago con una coordinación perfecta entre las tropas, que además contaban con los letales Panzer (divisiones de tanques). Es en ese momento en que el Káiser decide no seguir con su propio consejo de "aprender las lecciones de la historia", y repite el mismo error que cometió Napoleón muchos años antes. Ataca Rusia.
La Operación Barbarroja, que consistía en intentar conquistar la URSS, específicamente tratando de llegar y capturar Moscú, abrió un segundo frente para el ejército alemán, el oriental. La explicación más rápida para responder a la pregunta de "por qué Hitler perdió la guerra" es simple: "abrió dos frentes de batalla". Hitler tenía controlado el frente occidental, pero, inexplicablemente, decide ir por todo. Pero Alemania no tenía la capacidad demográfica que tenía la URSS y se quedaba sin soldados (las tropas rusas los duplicaban en número), mientras que las mismas tropas alemanas sabían que era una locura enfrentar al ejército ruso (especialmente en invierno) y estaban cansadas y desgastadas por haber participado en tantas batallas previas. Lo que pasó, fue inevitable. Hitler pierde la guerra 4 años después.
"Vamos por todo", dice el Turu hace unas fechas, en 2014. Y claro, tiene al Panzer Pratto, al soldado Cabral, al Pistolero Nanni, al Panzerabwehrhunde Romero, al capitán Cubero, al naonazi (?) Zárate. "Nos bajamos del torneo", dice el Turu el domingo. "La llave está abierta", dice el Turu hoy, después de otra derrota ridícula contra un equipo técnicamente inferior.
Alemania perdió la Segunda Guerra Mundial por abrir dos frentes. Nunca un equipo argentino logró la doble corona. Los que estuvieron más cerca de lograrlo fueron River y Argentinos Juniors, cuando ganaron copa y campeonato a mitad de los '80, pero el calendario era distinto y se jugaban en semestres diferentes. Vélez tiene 104 años. Hasta el 2013, jugó 2990 partidos en Primera. En cambio, esta es la 15º vez que Vélez juega la Libertadores, un torneo del que solo participó en 130 partidos, hasta ahora. Jugar la copa Libertadores es una excepción.
El partido de hoy fue un calco de los anteriores. Vélez arrancó con la fragilidad defensiva acostumbrada y con intentos flojos de controlar el medio, que mayormente terminaron en pases para atrás y bombazos de Tobio, que es el único (inteligente) que no respeta la obsesión por "salir de abajo". Pasa que Tobio sabe mucho de salidas. Sobre todo las nocturnas. Nacional jugó mucho de contra y a los centros, estrategia que le funcionó bastante bien porque en el área de Vélez cabecearon toda la noche como botinera en Esperanto.
Párrafo aparte para Domínguez, que futbolísticamente está en un nivel paupérrimo. Buen ojo de Bianchi que lo quiso llevar a Boca. Un visionario. Y además, se quiso boxear con un hincha que lo puteó. Si se pone así porque un hincha lo putea, imagínense lo que puede llegar a ser Domínguez jugando para Newell's en el Gigante de Arroyito el clásico contra Rosario, con cuarenta mil canallas diciéndole de todo.
Si quedamos afuera de esta copa, va a ser 100% responsabilidad de la decisión del cuerpo técnico de "ir por todo". Ni hablar del capricho con Zárate. Si se guardaban los titulares para la copa, no se hubiera generado este desequilibrio que tiene el equipo hoy, producto de estar psicológicamente golpeados por las derrotas y físicamente cansados por la cantidad de partidos. Vélez, aprendé de Hitler.
Por @PlateaNorteCAVS
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