Casi...

Mientras veíamos lo que sucedía en Chile muchos habremos pensado lo mismo. Tal como en el campeonato, Vélez se despertó tarde en la Copa. La diferencia radica en que el Clausura, con todos los altibajos que también padecen los rivales y su sistema de juego, el tiempo para levantarse y volver a tener chances es mayor.

Y en la Libertadores, una siesta de un par de partidos puede costar la clasificación. Contra Universidad Católica, el equipo jugó como debería de visitante en un plano internacional. Regalando muy poco atrás, concentrado (excepto por alguna jugada que nos asustó de más) y con la ambición de siempre adelante. Faltó astucia para evitar una nueva expulsión, pero aún así el grupo no se desesperó y siguió como protagonista.
Pero pese a haber podido ganar, no se dio. Y así, como en otro momento de la Copa un empate fuera de casa podía ser muy positivo, hoy llena de dudas en cuanto al futuro. Lo que no se duda, es que Vélez en un nivel de medio hacia arriba puede llevarse los tres puntos de Venezuela, armando un rompecabezas con lugar para los experimentados pero también para los jóvenes que piden pista. Y a no dramatizar: de todas formas, desde luego que si este equipo no es capaz de ganar obligado ante Caracas, tampoco se le podría augurar un camino mucho más largo en la Copa. La prueba que deberá afrontar es acorde a la talla del certamen, una más entre tantas y más difíciles si es que pretende llegar a instancias decisivas. Habrá que confiar. En breve, el tiempo dirá si el empate en Santiago significó finalmente quedar casi adentro, o casi afuera.



Por Marisa Pontieri (TyCSports).