Jugar con fuego

Para analizar una caída como la que Vélez padeció ante Quilmes es preciso partir de alguna base firme. Y, si hay algo que está claro, es que el Fortín perdió muy bien ante un equipo que es claramente inferior. Que este grupo puede jugar maravillosamente, sus jugadores tienen un gran nivel, algunos superlativo, que sobra amor propio y que el técnico está nada menos que entre los mejores de la historia del club. Entonces… ¿qué pasó contra el Cervecero?

Por empezar, el juego ofensivo de Ricardo Caruso Lombardi, aprovechando el cansancio del Fortín, fue clave en el desarrollo. Fue a presionar sin cesar sobre lo más flojo de Vélez, su última línea, y con el correr de los minutos la falta de piernas hizo el resto: Vélez no pudo salir nunca cómodo y abastecer del todo el circuito de arriba. Aún así, se notó la categoría de Ricardo Alvarez, Moralez, Martínez… Pero el problema de base estaba atrás de ellos, entre el fondo y el medio de contención. Después, algunos problemas de vieja data, como la zozobra en los centros y la falencia en las marcas frente a un contragolpe, completaron un cóctel al que no le faltó una pizca de mala suerte con el pelotazo en el palo de Alvarez que podría haber cerrado el partido o los dos goles recibidos en apenas un minuto.

En fin, estas cosas pueden pasar y la derrota es siempre una posibilidad. Habrá que pensar para el futuro próximo en cómo manejarse frente a un rival que combina ataque y presión especulando con nuestro desgaste. Quilmes no va a ser el primero ni el mejor que vaya a intentarlo: por lo pronto en la Copa, y menos de visitante, no van a tenernos ningún respeto. Y, aunque sea fácil hablar con el resultado puesto, tal vez no sea una mala idea afrontar partidos de menor carga motivacional, a priori fáciles, con un número mayor de suplentes: el agotamiento puede no ser sólo físico, también existe el mental. Y Vélez viene jugando finales cada tres días: exponer demasiado a las joyas del equipo equivale a jugar con fuego.

Quiso la irregularidad de los rivales en la lucha por el título darnos otra semana más en la cima en soledad. Otra oportunidad de reordenar ideas y estrategias. Claro, una nueva final asoma sin respiro y, para variar, contra la Liga sí que no habrá lugar para perdonar.

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).