¡Punteros!

Enfervorizados. El partido con San Lorenzo nos dejó a punto de ebullición. Significaba la punta, arrancaba 1-0 abajo en los escritorios y al cóctel de emociones lo completaban el cansancio, la rivalidad y la imposibilidad para el hincha de estar ahí alentando.El primer tiempo con dominio inicial, turbulencia luego y corajeada final sólo daba para pensar en el desgaste y concluir que, después de todo, el empate no era tan mal resultado. Pero este equipo volvió a ir más allá de las comodidades, fabricó chances que supo aprovechar y sacó de la galera un triunfo sólido, de esos que suman tanto en la tabla como en el espíritu colectivo.
La defensa y el arquero retomaron la confianza en la última seguidilla, y de aquella zozobra seria que generaban en el inicio del semestre sólo queda la inmodificable pierna fuerte de Cubero. Domínguez levantó muchísimo y recuperó velocidad. Contra el Ciclón, Romagnoli fue el más peligroso y evidenció los altibajos de Razzotti. Habrá que esperar que mejore también, porque Gareca parece demostrar que para él es el titular. Zapata y Alvarez volvieron a ser claves, como Martínez y Silva, formando entre todos ese corazón que disfrutamos en Santa Fe y que en la Bombonera resaltó tantas veces, como cuando se fue por más aún en ventaja y sin pensar en el peso del agotamiento.
Vélez, hoy, está donde se merece. Los nuevos objetivos asomarán en un abrir y cerrar de ojos, con Quilmes y el rival de la Copa a la cabeza, pero mientras tanto el grupo demuestra que es cada día más fuerte. Bien en lo físico, pese al trajín, que no es poco. Chispeante en lo futbolístico. Y convencido en lo anímico, que es casi todo. El resto, lo dirán las circunstancias. Aplausos para todos los protagonistas, que con trabajo e inteligencia avanzan cada día un pasito más hacia los sueños.