Agitando el avispero: Banfield 0 - 4 Vélez

Después de semejante despliegue, al Vélez que goleó a Banfield le caben poco más que aplausos. Tanto, que para encontrarle algún punto que objetar habría que remontarse a esos minutos iniciales en los que le costó salir ante la presión rival, más allá de que aún entonces vivió pocos aprietos serios (peor la pasó después, cuando ganaba cómodo y apareció el enorme Barovero para salvarlo) y siempre sobrevoló la impresión de que tarde o temprano iba a sobreponerse y demostrar su superioridad.

La mejor noticia del partido, además del resultado, fue la gran mejoría del Burrito Martínez. Sin las intenciones de traspasar a tres rivales en un solo avance y mucho más preciso, resultó útil al extremo para romper la defensa y lanzar centros que terminaron en las redes contrarias. De Augusto y Zapata poco más se puede agregar; se lo vio más cómodo a Cerro, y aún siento muy personalmente que al Pocho Insúa le falta claridad para saber cuándo largar la pelota, cuándo hacer la pausa y cuándo encarar. Extraño al Mago Ramírez porque, más allá de que muchas veces peca de displicente, es más desequilibrante. Y qué decir de Obolo: tres partidos, tres goles.

Ojalá que estos cuatro goles que nos dejaron la garganta seca y la panza llena de fútbol sirvan para mostrarles a los protagonistas de lo que son capaces, sin olvidar lo que todavía falta por mejorar, sobre todo en el acople de la última línea y los volantes de marca. Por lo pronto, cada estocada clavada en el Sur ya volvió a agitar el avispero del prójimo -algunas veces con títulos increíbles*-, que empieza a ver a Vélez como candidato a amargar a algún que otro caballo de comisario. Nosotros sigamos ilusionados pero en silencio. Que esto recién empieza.

* No se debe hacer periodismo de periodistas, pero vean esta nota e indígnense como yo: haz click aquí.

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).