¿Club modelo?

Cuando un hincha de Vélez habla de su club, enseguida se ve como se le infla el pecho y se le llenan los ojos de orgullo.

Muchas veces los argumentos son convincentes y el plano deportivo tiene mucho que ver porque si bien en este semestre no se consiguieron los logros buscados, es cierto que nuestro club se ha mantenido en el primer plano nacional e internacional desde hace ya muchos años.

Pero cuando a esta persona orgullosamente velezana se le pregunta si sabe o escucho algo sobre la muerte de Diego Bogado (hincha asesinado el 9 de Abril de este años luego del partido contra Emelec por la Copa Libertadores), contesta que sabe lo que saben todos o da vuelta la cara y se hace el tonto.

Esto pasa porque a la gente que va a la cancha y a los periodistas le estuvieron mintiendo desde que se conoció la noticia. Ya es sabido que no fue un accidente porque el cuerpo presentaba golpes y marcas como si hubiera sido arrastrado hasta la herrería (lugar donde fue encontrado). Se nos quiso hacer creer también que estaba drogado, pero la autopsia revelo que no tenía ninguna sustancia toxica en sangre y que la bolsa de cocaína que tenía al lado cuando lo encontraron, también se la pusieron. La filmación del momento en que paso todo también fue borrada por alguien del club.

Es claro que hay muchas pruebas que demuestran que Diego fue asesinado, pero los dirigentes que se mofan de ser intachables, saben que en el club manda la “pandilla” y que esto fue algo entre barras. Conocen a cada uno de los integrantes de la barra brava pero lo siguen negando y cuando pasan estas cosas, nos damos cuenta que al final no somos muy diferentes a otros clubes. Yo soy socio e hincha hace más de 25 años y desde siempre supe que en el club mandaba la barra, pero antes era distinto porque no había tanta plata en juego. Ahora para ir de visitante hay que hacer colas eternas, pagar mucha plata y estar atentos a que no nos hagan nada, mientras que los barras van gratis, entran gratis y además recaudan con las entradas que les regala la dirigencia.

Esperemos que esto se resuelva y puedan encontrar a los culpables. Que el club pueda, de una vez y para siempre, liberarse de la “pandilla” mafiosa y asesina que mancha todo logro conseguido y por conquistar. Y si nos suspenden la cancha, no nos quejemos. Comencemos a repudiar desde la popular y la platea para que entiendan que los que somos realmente hinchas de Vélez, no los queremos en el club.

No cantemos los canticos violentos o que la pandilla se la banca. No les compremos entradas ni les sostengamos las banderas. Y a los dirigentes, digámosles en la cara lo que pensamos acerca de todo esto que ensucia al club, para poder así ser realmente un club modelo.

Por Alejandro Claps.