Más allá de la causa, del motivo principal que disparó la reacción de sendas facciones de las hinchadas, más allá del porqué de todo, el operativo policial dejó mucho que desear.
La inoperancia de los efectivos federales quedó a la vista de todos. Nadie aún puede explicar por qué cuando los hinchas de All Boys rompieron el alambrado no hubo reacción por parte de la policía, ¿Qué había que esperar? No sé. Ni yo ni usted ni nadie lo sabe. Sin embargo, este tipo de incidentes lo terminan sufriendo las personas que van a la cancha en busca de buen fútbol.
No coincido ni comparto en lo más mínimo la reacción de los hinchas de Vélez y su enfrentamiento con la policía. Todo derivó en la dispersión de gases lacrimógenos que no sólo afectaron a adolescentes y adultos, sino también a niños y ancianos. La desesperación invadía los rostros de algunos simpatizantes.
De esta manera, los incidentes se llevaron todas las miradas y, por falta de garantías, el árbitro Pablo Díaz decidió suspender el partido a los 26 minutos del primer tiempo. Una mancha más para el fútbol argentino.
Por Mariano Bargach.
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