Medallero fortinero: Vélez 2 - 4 Colón

Quinta entrega de este podio que intenta destacar lo mejor del juego. ¿Se pueden rescatar conceptos a pesar de haber sufrido cuatro goles en contra? Difícil pero posible. Por eso mismo haremos el esfuerzo, en las categorías del “Bueno” y la “Sorpresa”, de destacar las mejores cosas del equipo fortinero correspondientes a la derrota ante Colón de Santa Fe por 4-2. Pero por otro lado, quizás en este partido en especial, se haga más énfasis en las cuestiones a corregir. Así que también -a través del “Malo” y el “Rústico” – advertir las falencias de un equipo que nos había acostumbrado a ganar, o por lo menos a no perder.

El Bueno: Ariel Cabral. Así es, el volante zurdo de 25 años fue lo mejor que mostró el tibio –qué extraño ver un equipo del Tigre así!- y desconocido conjunto velezano. Pero no por convertir uno de los descuentos es acreditador de esta categoría para el oriundo del oeste bonaerense: A pesar de algunas imprecisiones, Ariel durante los 90 minutos del juego trató siempre de distribuir la pelota, se mostró como salida por la izquierda cuando Bíttolo se encontraba contenido, y por sobre todo, la virtud que resalto más es que jamás se escondió, ni estando 3 a 0 abajo. Claro está que la conexión Insúa – Cabral es el componente necesario para que nuestro fortín tenga volumen de juego y este domingo ese vínculo de mediocampistas no vio la luz. Pero el esfuerzo, la intención y la voluntad para jugar no se negocian, bajo ninguna circunstancia. Por ello, aún en una actuación discreta, Ariel Cabral tiene merecido el premio

El Malo: Mariano Bíttolo. Si se parte desde la premisa que anuncia que a los pibes del club se los debe bancar frente a viento y marea, y que es tan simple cómo erróneo designar sólo a un joven futbolista como chivo expiatorio cuando todo el funcionamiento de un equipo está desarticulado, no se debería ubicar al lateral izquierdo en esta categoría. Y créanme que quise poner otro jugador, para no machacar tanto a este zurdo nacido en el barrio de Morón. Pero fue nuestro propio entrenador (sigo sin discutirte tus decisiones, Ricardo) quien expuso el mal rendimiento de Mariano, reemplazándolo a tan sólo 30 minutos de haber empezado el partido. Ahora bien, desde un plano objetivo el cambio es – en mi humilde opinión- indiscutible: Por el sector derecho de Colón, Gracini se había hecho un festín con sus desbordes y los tres primeros goles se iniciaron sobre la banda que defendía Bíttolo. Pero retomando lo comentado hace un par de oraciones, el “quemar” a un juvenil que está haciendo sus primeras armas (menos de veinte partidos en primera) es tener una mirada simplista. Por eso, desde estas modestas palabras, pido paciencia con Bíttolo y desear una revancha para los próximos partidos.

La Sorpresa: Fabián Cubero. Se esperaba que nuestro capitán – en su partido 457 con la v azulada puesta en el pecho- sobresalga de alguna manera. Ya sea metiendo un gol con la mano en el último minuto, pegando una patada digna de expulsión y por qué con alguna sanción más severa inclusive o mandándose un “macanón” que nos cueste el partido. Pero sin pasar por ningún tipo de estas situaciones excepcionales y con uno o dos errores típicos (que generan en el popular el ya conocido grito de “Ayy Cuberoo…”), Fabián fue uno de los puntos más altos dentro de la mediocridad que reinó en los jugadores de Vélez: Firme y sólido en la marca, neutralizó al volante ofensivo – de alto rendimiento en este Inicial – Lucas Mugni al tan punto que fue reemplazado en la segunda mitad y también, en un aspecto más que destacable, envió con un corazonada enorme el equipo para adelante, yendo al frente en búsqueda del empate. Es decir, en un partido especial tanto para nosotros, los hinchas, y para él, la persona que el próximo domingo se convertirá en el jugador con más presencias en la historia del club cumplió con un partido aceptable y siempre bajo su principio característico: Dejar todo en la cancha.

El Rústico: Germán Montoya. Estuvo a esto de quedarse con el otro nefasto premio, expuesto a principios del texto, y no lo ganó primordialmente por esta ridícula idea mía de no repetir jugadores en las cuatro categorías. Todavía queda la duda si el ex portero de Belgrano es un talentoso arquero con algunos errores técnicos o si es un arquero con técnicamente malo y con raptos de talento. Y es aquí donde entra el aspecto rústico en el partido de Montoya, porque no cometió ningún blooper donde quedara expuesto a los ojos de todos, pero si tuviéramos que crear un libro denominado el “Guardametas Ideal” claro está que en ningún capítulo se encontraría las dos reacciones tardías de Germán en los dos primero goles de Colón, convertidos por Emmanuel Gigliotti. Por el otro lado sería una ridiculez anunciar que se perdió por culpa del 1 ya que los diez jugadores restantes no hicieron tanto mérito cómo para dar vuelta el encuentro. Lo único que hizo el partido del domingo fue incrementar aún más la duda de saber si Germán Montoya el arquero ideal para Vélez.

Por Jeremias Batagelj.