Club modelo

Durante dos semanas Vélez y su gente sufrieron una campaña difamatoria y provocadora pocas veces vista. Desde la mayoría de los medios de comunicación solo se habló de lo peligroso que era el público velezano y lo inseguro que era el partido. La fuerza mediática del equipo del Papa Francisco consiguió que sólo los socios asistan a tan importante encuentro.

El día del partido, el hincha se hizo presente desde temprano en el Teatro Colon del fútbol argentino. Tal como lo pide siempre la (des)organización de los partidos, para facilitar el ingreso. Pero a una jueza tuvo la idea (del sur?) de clausurar la popular. La gente, sobre Juan B. Justo estaba ansiosa pero en ningún momento causo desmanes. Pirotecnia y mucho aliento con la llegada del plantel del Tigre y a seguir esperando que esa señora decida donde vería cada hincha el partido.

Finalmente el partido se jugo "normalmente". Es decir, solo socios velezanos y "dirigentes" visitantes. Vélez fue el único que trato de ganar el partido. Con muchas ganas, nervios, pero poco fútbol fue siempre protagonista. Incluso cuando Newell's ganaba en Rosario y forzaba un desempate. El Fortín tuvo dos clarisimas en el segundo tiempo, pero no pudo ser. Los más de 30.000 socios apoyaron los 90 minutos. No reaccionaron ante las provocaciones de jugadores que están más cerca del retiro que de ganar otro campeonato, pero que se comportaron como jovencitos irresponsables.

El sueño no pudo cumplirse. La suerte fue esquiva y el festejo fue ajeno. Sin embargo, la gente despidió de pie y con aplausos a un plantel que demostró que no se lo puede dar por muerto nunca. Que se fue sin aire, sin fuerzas y con el mismo dolor que la multitud que los acompañó.

Vélez demostró porqué es "el primero en ser un gran club". Sólo faltó ese guiño de la suerte. Pero el orgullo de ser fortinero quedó intacto.

Por Alejandro Germino (@alegermino en twitter).