Nadie dijo que sería fácil

Es difícil escribir esta nota. Duele. A todo el mundo Vélez nos duele. A los que nos consideramos “Tigres de Gareca”  nos costará mirar el banco de suplentes y no encontrar esa blonda cabellera. A los mas reacios al ahora ex DT, también.

Es que Vélez encontró un estilo, una idea de juego definida, un funcionamiento que hace rato se había perdido.  Hacé memoria: ¿Dónde estabas a fines de 2008, cuando se dio a conocer que Christian Bassedas proponía como líder a un tal Ricardo Alberto Gareca? Quizás no te acuerdes, pero algo tenés muy claro: la identidad de todo el proceso 2009-2013: un 4-3-1-2 (salvo excepciones, como el debut contra Independiente en el que se jugó con doble enganche o contra Banfield por la Sudamericana 2010 con 3 “nueves”, entre otras). La salida clara por la izquierda, los laterales siempre con proyección ofensiva, triangulación en el medio y la sorpresa por derecha.

Cinco años gloriosos. Cambiaste el auto, el laburo, tu situación civil, la compañía en la cancha. Pero siempre viste a Vélez protagonista. Decir que la Etapa Gareca fue exitosa es caer en un cliché, un lugar común. 3 Campeonatos y una Copa Nacional (además de dos subcampeonatos, semis de Libertadores y Sudamericana) claramente no es para cualquiera. Y es dejarle la vara muy alta a su sucesor (por estas horas se habla de Asad - Flores).

¿Pudo haber sido mejor? Si, por supuesto. Pero a veces la Diosa Fortuna no te da bola. Del 2009 no nos podemos quejar. Se ganó el Torneo Clausura de la forma más emocionante posible: final, granizo y técnicos llorones incluidos. Convirtió a los jóvenes Nicolás Otamendi  y Maximiliano Moralez en figuras y les sacó la modorra a varios  jugadores resistidos por la gente como Víctor Zapata y Emiliano Papa.  En el Centenario del club, tuvo el plantel de mayor calidad (en cuanto a titulares y recambio) pero se quedó con las manos vacías. En el 2011 estuvimos a un resbalón de meternos nuevamente en una Final de Libertadores pero se obtuvo el Clausura que dejó un dulce sabor a revancha y otra vez con figuras de la casa: Ricardo Álvarez y Héctor Canteros. En 2012, cuando  todo indicaba que sería un “campeonato de transición” nos encontramos con la novena Vuelta Olímpica a nivel local, un “Chucky” Ferreyra intratable y el aporte de las inferiores con Gino Peruzzi. Y la frutilla del postre fue la Superfinal 2012-2013.

Personalmente, creo que el  gran punto bajo de su gestión fue “casarse” con los nombres propios de algunos jugadores (en definitiva, los hombres en quien confió) antes que los rendimientos. No hace falta ponerles nombre y apellido, pero sabemos que muchos chicos de inferiores mostraron mayor capacidad que varios experimentados del once titular. Los altos sueldos (además de primas por campeonato y rendimiento)  y no hacer el progresivo recambio que el plantel necesitaba llevó a la Institución a una delicada situación económica.

El 2014 posiblemente nos encuentre con un plantel más corto, una política austera. Con otro DT del riñón, que conoce al Club y lo que Vélez demanda. Llevará un tiempo volver a encontrar el equilibrio que nos caracterizó. Deberemos armarnos de paciencia y aguantar alguna goleada tonta o algún error de un chico que recién haga sus primeras armas en Primera. Para ilusionarnos, material hay, técnico se busca y amor de la gente por los colores sobra. Pero la huella del Tigre no se borrará jamás, porque es parte de la Historia Grande del Fortín. Desde este humilde lugar, el agradecimiento es eterno.

Por Abel Drago (@abeldrago en twitter).