Un nuevo desafío: Vélez 2 - 1 Belgrano

Con sufrimiento de sobra y no tanto fútbol, Vélez construyó sobre Belgrano un triunfo valiosísimo, tanto por haber quebrado a un rival muy cerrado, de esos que suelen costarle, como por haberlo logrado de local, revalidando ese respeto que el Amalfitani jamás debió dejar de provocar. Poco empañan entonces esos puntos a mejorar la alegría final, porque ésta fue una de esas victorias que construyen confianza y hacen crecer al equipo. Por el contrario, lo que en verdad preocupa a futuro son las bajas.

Es que toda esa suerte que acompañó en San Juan y también en Liniers ante algún infartante avance cordobés se esfumó con los males físicos de Cerro y Copete. La importancia del ex Quilmes quedará evidenciada tanto si Cabral no mejora sus últimas actuaciones como si se improvisan soluciones como la de Sills, aún falto de rodaje. Aunque, siendo sinceros, tampoco cierra el enroque que implicaría el ingreso de Allione, el retraso del siempre sólido Peruzzi y el pase de Cubero al puesto de volante central, sobre todo por lo demostrado últimamente por Poroto en esa función. Otra opción bien podría ser la entrada de Bella por izquierda y tirarle toda la responsabilidad del 5 a Cabral, aunque con este presente del Taza habría que acompañar la apuesta por un generoso encendido de velas. Sin dudas, el panorama no es claro, aunque por lo menos hablamos de un problema de tres semanas.

Es que el colmo del infortunio fue lo del colombiano. De nivel creciente en adaptación a las duras marcas argentinas e intervenciones cada vez más desequilibrantes, su ausencia dejará truncas por demasiado tiempo todas las ilusiones que supo cosechar en tan pocos minutos. Por lo menos, en su puesto habrá más recambio, con Ferreyra (¿hacía falta ese bracito?), Rescaldani y el otro Ferreira.

La tarde-noche de Liniers dejó así alicientes para todos los gustos. Esperanzadores, como la buena e indispensable actuación de Insúa después de varios partidos y la garra que se apreció colectivamente para llevar el encuentro a buen puerto. También agridulces, como Cubero en dos facetas opuestas. No obstante se ganó, que es lo esencial para que reine la calma. Pero, más allá de los rivales, cualquier trajín tarde o temprano pone a prueba otro aspecto: la capacidad de reinventarse. Y superar eso, en un equipo en formación, promete ser un desafío.

Por Marisa Pontieri (TyC Sports).