Los primeros 10 minutos de Vélez fueron temerosos, destinados a saber lo que iba a proponer Independiente en su casa y casi sin obtener la pelota, una de las fortalezas de este equipo. Lo cierto es que el Rojo tuvo aproximaciones peligrosas y era una llamada de atención.
Sin embargo, comenzó a tener protagonismo Domínguez y Cardozo, marcando sus espaldas y recuperando la pelota a unos metros del área para generar juego en el mediocampo. Vélez protagonizó desde los 15 o 20 minutos el partido.
Lucas Pratto y Jorge Correa fueron los partícipes del juego fortinero, sumado a la fuerza de Desábato y Cabral. Leo Rolón tuvo dos chances muy claras para abrir el marcador, pero no tuvo puntería.
Sin dudas, el Fortín se iba mejor al vestuario. La idea tendría que ser la misma y proponer más juego por los extremos, ya que la debilidad del equipo de Almirón era por allí.
Todo el segundo tiempo, fue un monólogo del equipo de Flores. Pisadas, toques cortos, pases en lo profundo, velocidad, recuperación, saltos defensivos y los goles. Pratto abrió la cuenta y repitió más tarde.
Leo Rolón, tras una situación muy clara de Caraglio que deriva en corner, observa cómo Seba Domínguez se lleva la marca del primer palo y el volante prueba desde el banderín. Un verdadero golazo, con una ayuda del arquero de Independiente.
El ingreso de Romero le entregó pausa al equipo y juego. Tan decidido estaba el Perro que se animó en una jugada individual, gana entre dos defensores del rojo y se lleva el valioso premio del gol.
4 a 0, victoria histórica en Avellaneda y un gol olímpico. Noche soñada. 9 puntos sobre 9 jugados y un arranque impensado por muchos, pero a esta altura del partido han decidido cambiar la página del sabor amargo de la Copa Argentina
Por Sebastián Auro
Twitter: @_asebastian
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