Poniendo las cosas en su lugar

Imaginemos a un nadador, un maratonista, un atleta o cualquier otro deportista a punto de lograr una hazaña. Hablo de unir dos orillas a pura brazada, o correr decenas de kilómetros junto con un pelotón sudoroso, o de conseguir un récord a simple vista imposible. Los tipos gracias a su tenacidad, a su disciplina, a hacer las cosas bien (con todo lo que eso significa) realizan el sueño.

El orgullo hace base en cada uno de sus corazones y como único premio esperan que el mundo se entere.

A veces ni siquiera ellos lo pueden creer. Pero lo inconcebible es que quienes deben difundir la hazaña les dan la espalda. Los ningunean.

Para muchos clubes salir campeón, o solo estar prendidos hasta el final, ser parte de la pelea es una hazaña. No tienen grandes sponsors, su economía es modesta y por lo tanto cualquier logro es fruto de una administración prolija, austera y modesta.

Así como los atletas deben privarse de salir de noche, de disfrutar ciertas comidas, de quedarse un rato más en la cama esforzándose al máximo para que la utopía se haga realidad los clubes deben hacer todo a la perfección para que eso pase. Vélez es un ejemplo de esto. Víctor Hugo Morales siempre dice una frase muy linda: "Vélez es la utopía hecha realidad". ¡Y si que lo es!

Por eso ante el ninguneo de ciertos periodistas deportivos, tanto con los deportistas amateurs o con los llamados deportes menores, como con los clubes que no pertenecen a ese quinteto elitista (que viven más del pasado que de su pobre actualidad) uno no puede más que enojarse, porque la situación que ellos generan es violenta. Uno se enoja pero los violentos son ellos.

El atleta, en el 99% de los casos amateurs, solo tiene como premio algún tipo de reconocimiento. Una mención, un llamado al aire, un recorte de diario que con el tiempo se ponga amarillo pero que sigue eternamente siendo testigo mudo de aquel día inolvidable. Y los clubes también.

Hablan de rating, de tiradas, de dinero para justificarse. Nunca hablan de periodismo. Pero no se dan cuenta que los millones de personas que sintonizamos un programa deportivo, o compramos una revista no nos interesa el chismerio alrededor de la pelota, o la vida privada de alguna botinera o los eternos cabarets de ciertas instituciones.

"El Gráfico" en su etapa de oro sacaba nadadores, basquetbolistas, golfistas o patinadores en su tapa. Jugadores de fútbol también, por supuesto. Y vendía cientos de miles de ejemplares. Con los años empezaron a poner solo a Boca o a River. Y se fundió.

La gente de Olé vive recordando con alabanzas al Huracán del 2009. Pero en ese primer semestre en el que jugaron un gran fútbol le dedicaron solo una tapa. Una!

Creen saber de periodismo pero no saben nada. Dicen saber de negocios y funden la gallina de los huevos de oro. Y encima son hipócritas.

Pero es lo que tenemos. Propongo, dentro de nuestras posibilidades, no callarnos, pedir salir al aire, enviar mail o mensajes de todo tipo a los programas, a las radios, a los pasquines. Por lo menos incomodarlos, pedirles explicaciones, marcar territorio. Intentar poner a Velez en el lugar que merece.

Acá el vídeo:

Por Juan Carlos Otero (@oterofortinero en twitter).