Ya no es un pichón

Vertiginosa, eléctrica y en constante ascendencia. Así es hasta hoy la carrera de Lucas Romero desde aquel 9 de septiembre de 2012 cuando Ricardo Gareca lo puso en primera división. El “Perro”, oriundo de Loma Hermosa ha sabido desde aquel partido ganarse al hincha de Vélez en base a sacrificio, entrega y (por sobre todo) una calidad extraordinaria.

Comenzó como un volante central netamente de marca. Aquel encuentro frente a los “Millonarios” se comió absolutamente a todos los rivales que le pasaron por al lado a pesar de sus jóvenes 18 años. Desde ahí el “Negro” comenzó algo que parece no tener techo. Porque a medida que fueron pasando sus partidos en la primera de Vélez (sólo son 48), Romero ha ido evolucionando de una manera tan rápida que causa admiración. Ha bajado considerablemente la cantidad de faltas que comete, es casi impasable en cuanto a la marca y, como si fuera poco, le agregó a esto una claridad y visión de juego extraordinarias. En tanto la pelota pase por los pies de este chico, se sabe que va a llegar a buen destino. Administra muy bien todos los balones y cada vez que pasa al ataque lo hace de buena manera.

Lógicamente ningún jugador tiene la posibilidad de crecer si no se la dan. Hoy José Flores puede disfrutar el crack que Gareca forjó durante un año. Porque, si bien es cuestionable si podría haber sido o no titular con anterioridad, el “Tigre” siempre priorizó a Francisco Cerro y hasta a Franco Razzotti tomando como ejemplo la Súper Final con Newell’s. Pero si algo no puede cuestionársele al anterior entrenador del Fortín es que sabía cómo llevar a los pibes y con Romero no fue la excepción. Hoy el Turu entendió que es el momento, que es tiempo de que este chico pegue el salto porque puede dar mucho más de lo que está haciendo ahora. Y Romerito está respondiendo como se sabía que iba a hacerlo.

Tiene un nivel que cada día sube más y parece no tener techo. Está claro que para jugar en Argentina le sobra y hace demasiada diferencia con respecto al resto. Lo curioso de todo esto, es que el pibe todavía no entró en esa meseta en la que suelen entrar todos los jóvenes luego de tener algunos partidos en primera división. Eso lo distingue como crack. Eso lo hace superior al resto. Y por si faltaba alguna prueba más, fue a Perú, se plantó ante 40 mil personas de visitante y mostró nuevamente toda su categoría ya que jugó un partido sin fisuras. Corrió, metió, quitó y también jugó. Completito.

De seguir así, a Lucas Romero le espera un futuro más que próspero. Sin duda alguna que tiene proyección de Selección Argentina en el mediano plazo y, por qué no, chances de jugar en un grande de Europa. Cualidades le sobran, es humilde y tiene una mentalidad ganadora. Hoy este chico que entró siendo un desconocido hace poco más de un año en un partido frente a River es uno de los mejores jugadores de este Vélez y cada vez se hace más lugar en el corazón del hincha fortinero a base de todo lo mencionado anteriormente. Esperemos disfrutarlo un tiempo más. Pero si sigue en este nivel, parece difícil.

Por Tomás Amerio (@AmerioTomas en twitter).