Medallero fortinero: Vélez 3 - 1 Peñarol

Enésima entrega de este podio que intenta resaltar los aspectos más interesantes del juego. Y qué mejor oportunidad para evaluar y analizar a nuestros jugadores cuando otra vez estos muchachos demuestran que son cosa seria y siguen con la premisa que también aparece en las tribunas “Siempre es Vélez contra todos”.  Así fue que un partido, que en la previa parecía ser similar al encuentro en Montevideo de hace dos semanas, el Fortín lo sacó delante mostrando su mejor faceta, aquella que pregona el juego asociado, el compañerismo e intentar atacar sin importar el rival de enfrente. Aquella que tan “mal-acostumbrados” nos tiene el Tigre Gareca.

El “Bueno”: Federico Insúa. Sigue apoderándose de este premio. A no confundirse igual, por suerte no es el enganche ex América de México y Borussia Mönchengladbach el único con la camiseta de la “v” azulada que se destaca positivamente en estos últimos encuentros. Y anoche, tranquilamente, el rótulo de la figura podía ser para el pibe nacido en Murphy, Provincia de Santa Fe, Leandro Desábato quien hizo olvidarse por unos noventa minutos que tanto Pancho Cerro y como Fer Gago siguen con nanas. Pero quizás lo que genera y produce el “Pocho”, es más alentador y estimulante. No voy a negar que en su juego existe algunas lagunas o algún que otro chiche demás, pero ver a nuestro diez comprometido, intentando jugar, siendo uno eje en cuanto a producción de juego y sobre todo, la capacidad de que con un pase en profundidad, una gambeta o un tiro al arco cambie el curso del partido hacen que cada vez sea el líder futbolístico de nuestro equipo y cuando él está bien, básicamente el equipo está bien. Anoche, otra vez lo demostró.

El “Malo”: Lucas Romero. Puede existir cierta injusticia en elegir a un chico de 18 años como el peor de nuestros jugadores. Más que nada porque en el partido de ayer ningún titular jugó para ser reemplazado y en un corta escala de producción, todos rindieron como mínimo, bien, en su posición. Pero seguramente me quedo con el pibe de Loma Hermosa porque su nivel venía siendo casi “superlativo”. ¿Qué quiero decir con esto? Que si tomásemos en cuenta los últimos partidos de Lucas, sin pecar de exagerado, yo por mi parte hubiese pedido que por lo menos se discuta sí estaba para ser definitivamente titular, para pelear un puesto y relegar a jugadores como Cerro o Gago. Porque demostraba –y demuestra- que no le pesa ser patrón del centro del campo a este chico que por su edad, no puede comprar un inmueble sin la autorización de un padre o un tutor. Sin embargo ayer se lo notó impreciso con la pelota como pocas veces, muy acelerado y con una extraña intención de cortar con foul bastante seguido,  propósito que le debería haber valido una amonestación temprana. Igualmente reafirmo lo que dije al principio de este párrafo y vengo reiterando a lo largo de estas columnas en este año, no hay muchos reproches –gracias a Dios- a nuestros jugadores.

La “Sorpresa”: Gino Peruzzi. Podrían machacarle esa mano en el borde del área – no era ni por asomo penal- que determinó el uno a cero de Peñarol. Pero yo decido quedarme con la otra cara de la moneda y poder observar el vaso a medio llenar. Porque fue desde su proyección y su desborde que derivó en nuestro segundo gol. Y aún más importante que ese centro desde el sector derecho que, buscando las piernas de un compañero, acabó en el brazo izquierdo de Macaluso, es la confirmación del cuatro en el lateral derecho titular. A diferencia de lo que ofrecía Poroto, con Gino se le agrega esa cuota de rebeldía y velocidad que es tan propia de tierras más amazónicas –sobre todo brasileñas- pero con la picardía y la seriedad que tanto caracterizan a este país. Sé también que el puesto quizás dure hasta una fecha límite cuando se reincorpore Tobio, pero por ahora podemos disfrutar de dos laterales que el ataque lo tienen tan presente como en la defensa. Y también de un proyecto tan esperanzador desde las inferiores.

Por Jeremias Batagelj.